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jueves, 12 de julio de 2012

LAS MUJERES EROTIZAMOS TODO, MENOS LA CAMA

Pilar Sordo es más que bella  simpática. ¿O al revés? Tiene charmé, como dicen los franceses.
Desde que lanzó al mercado su libro “¡Viva la diferencia!” su éxito no se ha detenido. Con cada vez menos tiempo para ella y los suyos, admite que si no fuese por “Santa Adriana”, como llama a su secretaria todo-terreno y quien le lleva la agenda, ya estaría “reventada”.
Un dia puede estar en Perú o Argentina, al siguiente en Lota y más tarde podemos verla regresando a su bucólico chalet en El Bellote, a quince minutos de Viña del Mar.
De estatura más bien baja, se declara -me cuesta creerlo- algo explosiva. Habla con fluidez y jamás pierde el hilo de lo que se le pregunta. A ratos se ancla en un concepto, luego retoma la pregunta y engarza la conversación con ejemplos harto contundentes.
En estricto rigor, cuesta no creerle.
Cuando la entrevistó, mi amigo André Jouffé dijo que bien podría uno confundirla con una cantante lírica.
Puede ser…pero yo más bien la confundiría con una inspectora de colegio particular.
Y de esos caros…
¡Lo que son los efectos de halo…o de imágenes…!
Menos prolegómenos y disfrutemos de una charla distendida con esta psicóloga tan cotizada como famosa.
-¿Por qué crees que la gente te lee y te sigue tanto?
-Mira, Jorge…la verdad es que no tengo idea. Yo creo que se producen varias cosas. La primera es que yo nunca hablo desde mí. Lo que intento transmitir son el resultado de investigaciones, por lo tanto eso ya genera cierto espacio de cercanía, porque al investigar comportamientos la gente se reconoce en lo que yo digo.
Otro factor que puede influir en ello es que yo muestro mis fragilidades. Nunca me ha parado frente a una audiencia o frente a un libro en el rol de saber. La primera que parte admitiendo las cosas que hace mal o los errores que ha cometido, 1 soy yo misma. Creo que eso también genera una aproximación con la gente.
Creo que lo otro que influye es el lenguaje. Creo que el lenguaje sencillo, como súper cotidiano y muy poco científico que utilizo… llega a la gente.
Siento que esa es la parte más difícil, la que más me cuesta de mi trabajo. Se trata de bajar las investigaciones a términos sencillo, para que las entienda todo el mundo. Eso me demanda mucho tiempo.
Y lo otro que puede influir en mis lectores es el sentido del humor, pues se trata de un elemento que distiende y que provoca espacios de confianza…y por muy brutal que sea la información que estoy entregando a través de una investigación, resulta más digerible en la medida en que la gente se ríe cuando la recibe.
SEXUALIDAD PRECOZ
-¿Qué debe hacer un padre -o una madre- si descubre que su hija de doce años, ya está manteniendo relaciones sexuales?
-Lo primero que debe hacer es conversar con ella, pasar el shock de quererla matar, porque eso es lo primero que nace de manera instintiva. De allí luego uno tiene que reconciliarse y aceptar la situación. Pero después de la rabia , del shock o del impacto, uno tiene que sentarse junto a ella para preguntarle qué pasó, por qué lo hizo, qué la llevó a hacer algo a una edad para lo cual no se está preparada. Y te lo digo porque la gran mayoría de esas criaturas, cuando se inician tempranamente en las relaciones sexuales- lo hacen por una especie de presión inconsciente, para que el pololo no las deje. Y lo hacen para evitar el enojo del pololo, no porque ella conscientemente haya tomado la decisión de forma madura, porque es un hecho que por su edad no lo puede hacer. Y después de toda una larga conversación, de saber lo que le pasó, de escuchar su versión, hay que establecer mecanismos de control. Y esos mecanismos de control pasan desde lo biológico, que tiene que ver con ir al médico, pues las relaciones a los doce años son de alto riesgo…y mecanismos de control atingentes a la relación, en términos de volver a establecer límites, a colocar un orden o de restringir los espacios…para que ella aprenda a madurar y a valorar el tema desde otra perspectiva, porque a esas edad no se tiene la madurez -ni corporal ni psicológica- como para poder enfrentar una situación de ese tipo.
-Por ignorancia en temas sexuales, nos hacemos preguntas que debiéramos haber tenido resueltas hace tiempo. Por ejemplo, hay mujeres que preguntan si es malo que ellas sientan placer cuando están amamantando.
-Lo que pasa es que hay que sacarse las culpas. Lo que es malo y lo que es bueno se parece harto a los que es pecado y lo que no es pecado, todavía. Yo siento que una cosa muy distinta es que sea malo o bueno en términos psicológicos;y otra es el permiso que uno tiene que permitirse para saber si es ser
vulnerable. Estimo que en eso somos bien hipócritas, porque a todos nos han pasado cosas contradictorias, ambiguas, extrañas y que no compartimos con los otros, justamente por el temor al juicio o al comentario. Y creo que eso es clave en la honestidad con la cual miramos los problemas.
-¿Se puede establecer el origen científico de la excitación de la mujer? Te lo pregunto porque aún no sale al mercado el Viagra femenino.
-Hay mujeres que han tomado Viagra. De hecho, yo he visto psiquiatras que han recetado Viagra a algunas mujeres, pero en las dosis que se recomiendan a los hombres, sino la mitad o un tercio.
Yo no sé cuál es el objetivo que ello pueda tener, aparte de provocar una vaso dilatación vaginal. No sé más el objetivo que pueda tener en términos reales, porque la vaso dilatación vaginal permitiría un aumento en la excitación.
Pero en general, la respuesta sexual femenina es una respuesta que -primeramente- es psicológica, antes que física.
-Y harto más compleja…
-Claro, por eso yo siento que las mujeres erotizamos todo, menos la cama.
Podemos erotizar una cena, un ramo de flores, una caja de chocolates…una mirada, una canción, una tomada de mano. Lo que pasa es que nuestra ero-tización pasa más por temas afectivos, que por temas físicos.
TEXTUALMENTE…
-Refiriéndote a las mujeres, en una entrevista dijiste una frase en lenguaje muy vernacular y bastante directo. “Mientras más hablamos, más la cagamos”. ¿Sigue vigente eso?
-Absolutamente. Eso está dicho porque en una de las diferencias encontradas en la investigación para mi libro “Viva la diferencia”, aparece que los hombres son más visuales y las mujeres más auditivas. Por lo tanto, al ser nosotras más auditivas, necesitamos hablar más para poder comunicarnos. Y los hombres, menos. Puntualmente esa frase está dicha sobre la base en que yo mientras más le hablo a un hombre que está ocupado en otra cosa, más la cago, digamos…(Sonríe) Lo que pasa es que el hombre -al ser visual- termina por no escucharme. En ese sentido está dicha esa frase.
-¿Te ha sorprendido tu éxito en la Argentina?
-Sí…lo que pasa es que a mí me sorprende todo. Nunca termino de sorprenderme. No hay nada que yo dé por supuesto. En general, es muy difícil que los argentinos acepten a alguien extranjero, en cualquier área. Que me hayan aceptado a mí -siendo chilena y luego mujeres algo que me halaga. Yo les transmito situaciones de vida y para mí ha sido toda una sorpresa, claro. Además, Argentina es un país culto en términos psicológicos…mucho más que nosotros. Como yo digo, Argentina es un país psicoanalizado. El porcentaje de argentinos que se ha hecho terapias es enorme. Entonces, yo tenía mucho susto de que se me criticara mi lenguaje sencillo, dado que ellos manejan un lenguaje conductual psicoanalítico muy amplio. Pero la verdad es que fue absolutamente al revés. De hecho, todos los premios que yo he recibido en la Argentina, me han sido otorgados por los propios psicoanalistas.
Ellos consideraron que era un aporte mi simplificación de conceptos que ellos manejan en términos conceptuales. Ahora, el cariño mediático de Mirtha Legrand, de Beto Gasella, de Susana Jiménez, de la gente con programas de conversación en la TV argentina ha sido muy grande y gratificante para mí.
Lo mismo me ha pasado en Uruguay y Perú, que ha sido otra sorpresa para mí. Yo estaba muy asustada. He trabajado en Perú, pero jamás había ido a dar conferencias masivas a ese país. Y cuando fui ahora…a finales del año pasado, fue una locura. Por ese quedé de volver este año.
Como te digo, a mí me sorprenderme todo. No dejo de sorprenderme.
-En tu libro “Viva la diferencia” señalas que la mujer es más lenta que el hombre para procesar los conflictos. ¿Te puedes explayar en ello?
-Cierto. Nos demoramos más tiempo. Lo que pasa es que somos retentivas. Al retener más, desde el cuerpo, desde lo biológico, desde retener más líquido, desde ser estítica…tendemos a guardar. Por lo tanto, soltar -que es la gran misión femenina por excelencia- es una tarea difícil. Luego, el soltar los conflictos, el cerrar las etapas en la vida, el no ser tan obstinada y decir “no, si voy a lograr cambiarlo”, nos cuesta más. Por lo tanto, somos mucho más lentas. Porque además siempre sentimos que podemos rescatar los procesos o intentar modificarlos, y no siempre es así.

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